sábado, 18 de abril de 2009

15 de enero: Maddy / de Antonio Sajid López

Dios,
he tenido en mi boca su pecho,
en mis manos su laberinto,
sobre mi cuerpo desnudo, el suyo;
de mis orejas, colgaba su lengua.
Un inmenso océano nos hacía el sonido,
la luna y las sombras,
la iluminación y tramoya,
la ausencia de otros cuerpos en la cama,
el deseo añejado en mi cintura.
El escenario perfecto.

Dios,
era la mujer que más he querido,sino la única;
la imagen real de un cuerpo pensado
tantas veces en mis puñetas...
la causante de insomnios
en las cuatroestaciones,
hace tres años,
hace cuatro cuerpos inertes,
hace una confusión de soledad,
hace tiempo,
hace siglos,
hace...

Su cuerpo era fuego, su sexo.
El mío tibio verano, mi falo.

Ella Santurce,
solo de congas en San Sebastián,
carga de palos en prisión,
contrariedad surafricana en plenoCaribe;
ella el Río Grande de Loíza,
Sarabanda madianochesco y plenero,
alquitrán presto-melao sobre la tierra, ella.

Yo, una tarde húmeda en noviembre,
una taza de café en las mañanas,
el método, el rito, el trazo;
el lago, el hongo, la charca;
un Unamuno empobrecido,
un intento de Sabina si emborracho;
las cruces, las maletas, los planes;
el miedo, el pienso y la hostia.

Dios,era mucha mujer,
mucho cuerpo, mucha vida,
mucha maleta inmensa sobre sus hombros,
un cuerpo que siente, que vive, que se entrega;
que se vuelca, que vive, que se frustra.

Yo fui cuatro carcajadas
que se le escaparon al demonio, eso.

Un intento de hombre, eso.

La miel de labios amordazada, eso.

Un juguete de sus manos, eso.un niño... eso.

Dios,
solo tú conoces el propósito de las cosas
y no quiero dudar de tu misericordia.
Pero no pude consumar el acto.

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